Por: Carola Pozo Cortez
Tomo como base una obra publicada por John Maynard Keynes, economista británico, quién en 1931 había escrito “The General Theory of Unemployment, Interest and Money”. En esta obra él decía:
“Nos afecta una nueva enfermedad de la que algunos lectores puede que aún no hayan oído su nombre, pero de la que oirán hablar mucho en el futuro inmediato se denomina “desempleo tecnológico”. Esto significa desempleo debido al descubrimiento según el cual se economiza el uso de la mano de obra excediendo el ritmo al que podamos encontrar nuevos usos alternativos para toda esta mano de obra”.
El incremento de la productividad y de fabricación de productos más rápido que la demanda de bienes y servicios que se generaba causaron una depresión que muchos economistas se animaron a afirmar era producto de la revolución tecnológica de los años 20 (S XX).
De hecho, Frederick Engels, había escrito ya en el siglo XIX: “la perfección cada vez más creciente de la maquinaria moderna está… convirtiéndose en una ley obligatoria que fuerza a los capitalistas industriales individuales a mejorar de forma permanente sus máquinas, siempre con la finalidad de incrementar su capacidad productiva… (pero) la amplitud de los mercados no puede seguir el ritmo de esa ampliación de la producción. La colisión se hace inevitable”.
Las tecnologías de la información y de las telecomunicaciones amenazan con la perdida de decenas de millones de puestos de trabajo en muchas empresas y sectores económicos en los próximos años. El trabajo como se conoce hasta ahora, poco a poco irá desapareciendo.
El sector de servicios pudo emplear, a mediados de la década del 50 y principio de la década del 80 (S XX) a muchos de los trabajadores sustituidos por la automatización. Pero hoy, no se ha desarrollado ningún sector significativo capaz de absorber a millones de asalariados despedidos. El único que se avizora es el del conocimiento, una elite de industrias y disciplinas profesionales responsables de la introducción en la nueva economía de la alta tecnología del futuro. Los nuevos profesionales, llamados analistas simbólicos o trabajadores del conocimiento provienen del campo de la ciencia, de la ingeniería, de la gestión, de la consultoría del marketing, de los medios de comunicación y del ocio.
Si bien continúan creciendo en número, seguirán siendo pocos comparados con el número creciente de trabajadores sustituidos por la nueva generación de “maquinas pensantes”
Los rápidos avances de la tecnología de las computadoras, el procesamiento de la información “on-line” y la inteligencia artificial, son los que con toda seguridad harán que un gran número de trabajadores de “cuello blanco” pierdan su empleo en las primeras décadas de este siglo.